Caballería o arma de caballería es la fuerza de combate montada a caballo. Este término proviene del francés cavalerie. Generalmente, la designación no se aplicaba a fuerzas militares que en lugar de caballos utilizaban otros animales, como camellos o mulas
Antigüedad
En las civilizaciones antiguas como Egipto, Babilonia o Asiria, se empleaban principalmente los caballos como tiro para carros armados, desde los que se arrojaban jabalinas o flechas contra el enemigo. Posteriormente la selección y cría de razas más fuertes permitió el uso de jinetes armados en la guerra, y el carro de guerra fue cayendo en desuso, al tiempo que la infantería desarrollaba tácticas que anulaban su efectividad.En los ejércitos romanos, la caballería experimentó un crecimiento importante en su número y sus funciones con el Alto Imperio, período durante el cual estaba agrupada en su mayor parte en alas o en unidades mixtas con infantería, con gran presencia de pueblos aliados de Roma. En tiempos del emperador romano Adriano, los romanos adoptaron sus primeras unidades de caballería acorazada de mano de los sármatas. Posteriormente y bajo influencia de los persas, este tipo de unidades se multiplicó. En el ejército bajoimperial, la caballería pasa a desempeñar un papel fundamental, si bien actúa conjuntamente con la infantería, ahora es la pieza clave del campo de batalla. En sus diversas formas (acorazada, de arqueros...) fue integrada en el núcleo de los ejércitos de campaña tardorromanos; esta tradición militar se vio continuada en el ejército bizantino, no así en Occidente, pues los ejércitos bárbaros de los reinos germanos surgidos del desplome imperial eran fundamentalmente ejércitos de infantería.
Edad Media
La caballería pesada volvería a la Europa Occidental por otro camino: en el siglo VII aparece el estribo en China y se extiende rápidamente por Asia hasta Turquía y los Balcanes. Ya en el siglo VIII se conoce en Europa, al tiempo que la silla evoluciona para dar estabilidad al jinete. Bien sea por influencia árabe o más probablemente de los ávaros, la caballería acorazada se convierte en la punta de lanza de los ejércitos carolingios, que forjarán el imperio más vasto de la Edad Media occidental. De esta forma en los siglos IX y X, impulsada ahora por las necesidades de la lucha contra los invasores sarracenos, magiares y vikingos, se configura la caballería pesada típica del caballero medieval.
La estrategia de la batalla en esta época es muy simple. La caballería, protegida de pies a cabeza, se lanza en masa contra sus rivales en la batalla. Si la infantería osa aventurarse en campo abierto, el peso y empuje de los caballos hunde sus filas y la ventajosa posición del caballero le permite descabezar y masacrar infantes a placer. Nada parece alterar el orden hasta que en 1346 y 1415 los arqueros ingleses, protegidos por la infantería, derrotan totalmente a la caballería feudal francesa en Crecy y Azincourt. Finalmente, el declive de la caballería pesada feudal se acelera con el desarrollo en Suiza de una nueva táctica de combate en el siglo XV: la infantería suiza avanza en cuadros apretados erizados de picas de más de 6 metros, de las cuales salen filas de ballesteros y arqueros que diezman las líneas enemigas, para resguardarse nuevamente en el cuadro. Rápidamente los mercenarios suizos son contratados por los reyes europeos, y su idea imitada y mejorada da lugar al tercio español, que durante dos siglos sería el amo del campo de batalla en Europa.
Edad Moderna

Debido a la nuevas formas de combatir, con toda la infantería armada con fusil y bayoneta, la caballería parece resurgir con fuerza en el siglo XVIII. Dada la lentitud del proceso de carga del fusil y de que en la práctica es imposible acertar con seguridad a una distancia mayor de 100 metros, una fuerza capaz de avanzar a gran velocidad por el campo de batalla y efectuar una carga impetuosa parece de gran utilidad.
La caballería de este periodo se suele dividir en pesada y ligera. La pesada monta grandes caballos, a veces con protecciones en la parte frontal del animal, armada con espada o lanza. Está pensada para lanzarse de frente contra la infantería, provocando con el peso e ímpetu de su carga brechas en las líneas para luego dispersar y exterminar a los infantes. Los coraceros franceses y los lanceros polacos son ejemplos de este tipo de caballería. La caballería ligera monta caballos rápidos y más pequeños, y va armada generalmente con sable; está pensada para la exploración, hostigamiento del enemigo y persecución en fuga. Los húsares son un típico ejemplo de esta clase de caballería, y entre la típica caballería pesada y la típica caballería ligera fueron los Húsares Alados Polacos.
Napoleón utilizó ampliamente ambos tipos de caballería en sus campañas. En 1815, en la batalla de Waterloo, la caballería nuevamente entra en crisis, esta vez definitiva. Wellington ordena a su infantería en cuadros, con las líneas internas relevándose en el tiro, mientras las externas presentan un frente de bayonetas. Tras varias cargas, la caballería francesa es diezmada, los cuadros británicos resisten y Napoleón es derrotado.
A pesar de las lecciones de las guerras napoleónicas, se siguen empleando viejas estrategias. En la Guerra de Secesión de Estados Unidos y la Guerra Franco-Prusiana en Europa, durante la segunda mitad del siglo XIX, los fusiles cuadriplican su alcance y puntería, masacrando a la caballería en sus cargas y utilizando los cuadros cuando era preciso.
Después de esta guerra, en la que la caballería fue casi testimonial, las unidades de caballería han sido reconvertidas generalmente en unidades acorazadas, con la tropa armada al estilo de la infantería y desplazándose en blindados de transporte y ataque y carros de combate ligeros como el BMR de apoyo. Otra variante de significancia que se dio, y que ya hizo aparición en la Primera Guerra Mundial, fue la conversión de los soldados de Caballería en soldados de la Fuerza Aérea, a la que se transmitió parte del antiguo folclore de la fuerza, como elementos de su vestimenta y el cuidado del honor (como practicaba el Barón Rojo, por ejemplo, que saludaba a sus adversarios antes de batirse con ellos, no atacaba a quienes rechazaban su reto y permitía retirarse a sus contrincantes malheridos).
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